El uso de medicación debe ser una parte del plan de tratamiento inicial en la mayoría de los niños en edad escolar y adolescentes con TDAH.
Es importante saber que la Academia Americana de Pediatría (AAP),en sus recomendaciones para el tratamiento del TDAH, ha cambiado la posición que mantenía desde 1987 (cuando se decía que la medicación debía ser el “último recurso”), y en 1996 dice que la medicación debe ser “parte del plan inicial del tratamiento usado en combinación con intervenciones psicosociales”.
Hay muchos estudios que indican la eficacia y seguridad de los estimulantes en el tratamiento de niños con TDAH. También hay estudios que indican la eficacia de varios fármacos no estimulantes ( atomoxetina, bupropión y antidepresivos tricíclicos).
Metilfenidato: Se trata del único estimulante disponible en nuestro país. Se comercializa como:
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- Concerta: Metilfenidato de liberación prolongada que se presenta en una cápsula, es de inicio lento (1 a 2 horas) pero de larga duración (10-20 horas), lo que permite una sola dosficicación.
- Medikinet: Metilfenidato de liberación prolongada que se presenta en una cápsula, con un inicio más rápido que el Concerta pero menos duración (8 horas).
Atomoxetina: Es el principio activo de la Strattera , un fármaco no estimulante que actúa como inhibidor de la noradrenalina y que requiere un inicio y abandono del tratamiento gradual, por lo que sus efectos no son inmediatos (se necesitan aproximadamente un par de semanas de dosificación progresiva hasta alcanzar la dosis indicada para el paciente).
Se ha demostrado que la utilización de estimulantes reporta unos beneficios directos e inmediatos en el 70 u 80 por ciento de los casos:
- Mejora el estado de alerta. El niño realiza con mayor corrección tareas que requieren prestar atención.
- Reduce la fatiga cuando la tarea es prolongada.
- Mejora el rendimiento de las tareas, puesto que favorece la acción de la memoria de trabajo (aquella que nos permite tener en mente la información mientras la utilizamos con el fin de resolver problemas)
- Reduce la hiperactividad motriz.
- Reduce la impulsividad cognitiva(frenar y analizar pensamientos) y comportamental( frenar acciones).
Así pues, estos beneficios darán lugar a unos beneficios psicológicos secundarios como: permitir al niño que recupere el sentimiento de control sobre su comportamiento,reduce la posibilidad de fracaso en el rendimiento en el colegio y en los exámenes y fomenta el sentido de autoeficiencia y la autoestima.
Sin embargo, todos los fármacos tienen una serie de efectos secundarios, que deben tenerse en cuenta antes de administrarse los mismos.
Los efectos más comunes que pueden ocasionar los estimulantes incluyen insomnio, dolor de cabeza,disforia...aunque el más preocupante es la pérdida de apetito porque puede originar pérdida de peso. Otros efectos menos frecuentes son tics graves, en los que es aconsejable suspender el tratamiento, aumento de ritmo cardíaco y de la tensión arterial.