De
acuerdo a las diferentes etapas del desarrollo de los niños, los síntomas del
TDAH se manifiestan con algunos o evolucionan para adaptarse a la edad de quien
lo padece. En este sentido podemos ver la evolución del trastorne desde el
cuándo quienes lo padecen son bebes hasta cuando son adultos. A modo de
conveniencia, hemos clasificado la evolución del trastorno en cuatro etapas:
niños pequeños, niños de siete a doce
años, la adolescencia, y la edad adulta.
Niños:
Diagnóstico precoz Generalmente en bebes no se diagnostica la
hiperactividad como trastorno. Pero en casos muy manifiestos, se recomiendan
actividad física como la natación para bebes para “cansarle”.
·
Primer
ciclo de Infantil
(1-3 años): Cambios en el temperamento y adaptación social e interacción del
niño con el padre/madre limitadas.
·
Segundo
ciclo de Infantil
(3-6 años): Menor intensidad y duración en el juego, inquietud motriz,
desarrollo de déficits, conducta negativa desafiante, problemas de adaptación
social.
·
Alumnos de primaria (7-12): Se distraen con
facilidad, inquietud motora, conducta impulsiva y perturbadora, problemas e
implicaciones asociados como: trastornos específicos de aprendizaje, repetición
de clases/cursos, comportamiento agresivo, baja autoestima, rechazo por sus
compañeros, relaciones familiares alteradas.
· Adolescencia (13-17 años): Dificultad para planear y organizarse, déficit de
atención persistente, reducción de la inquietud motora, problemas asociados
como: conducta agresiva, antisocial y delincuente, problemas con el alcohol y
drogas, problemas emocionales, accidentes. Hay niños en los que se observan a
su vez problemas de autoestima debidos a los síntomas propios del TDAH y que
los padres no suelen asociar a dicho trastorno.El no recibir un tratamiento
adecuado para el TDAH conlleva consecuencias importantes para los niños y
adolescentes que lo padecen en el ámbito escolar, familiar, social y personal.
· Adultos (de 18 años en adelante): Síntomas residuales, problemas asociados como: otros trastornos mentales,
conducta antisocial/delincuencia, falta de éxito en la carrera académica y
profesional. Muchos de los adultos con TDAH han compensado sus deficiencias y
han aprendido a controlar las consecuencias negativas, que no constituyen un
impedimento importante en el desarrollo de buena parte de su actividad. Sin
embargo, otros no han desarrollado adecuadamente algunas de las facetas básicas
de la persona, sufriendo trastornos de la personalidad, alteraciones
emocionales graves, problemas afectivos o laborales, mayores tasas de
accidentes de tráfico, dificultades en las relaciones sociales...
Las estimaciones actuales
sitúan la prevalencia entorno a un 4%. Algunos de los síntomas y alteraciones
asociadas con el TDAH se mantienen a lo largo de la vida del paciente.